La hierba del diablo
Una breve historia sobre el tabaco
Fumando un cigarrillo tumbada en el sofá, 1902. Fritz W. Guerin
Artículo actualizado el 8 de Julio de 2019
«Solo el diablo puede dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca». Así lo dictaminó la Inquisición en la sentencia contra Rodrigo de Jerez cuando lo encarceló en 1493 por sus costumbres paganas y diabólicas. Fue acusado de brujería por su hábito de fumar. Rodrigo de Jerez acompañó a Cristobal Colón en su primer viaje a América y fue quien introdujo la costumbre de fumar en España.
Disfrutando de un cigarro y un vaso de cerveza en una taberna de Nueva York, alrededor de 1908. Bain News Service
Al llegar el tabaco a Europa gran parte de la sociedad lo condena como pecado apoyados en la biblia (Mateo 15:11: «Lo que sale de la boca del hombre le contamina»). En 1604 Jacobo I de Inglaterra publica el tratado Counterblast to Tobacco donde condena el tabaco «cuyo humo negro y apestoso evoca el horror de un infierno lleno de pez y sin fondo».
En el año 1624 el papa Urbano VIII emite una bula papal donde ordena castigar con la excomunión a todo aquel que consumiera tabaco (ya fuera masticado, inhalado o esnifado) cerca de cualquier iglesia o en su interior, a raíz de las informaciones que le llegaban desde España: “Se nos ha informado que la mala costumbre de tomar por la boca y las narices la hierba vulgarmente denominada tabaco se halla totalmente extendida en muchas diócesis, al extremo de que las personas de ambos sexos y aun hasta los sacerdotes y los clérigos, tanto los seculares como los regulares, olvidándose del decoro propio de su rango la toman en todas partes y principalmente en los templos de la villa y diócesis de Hispalis (Sevilla), sin avergonzarse durante la celebración del muy santo sacrificio de la misa, ensuciándose las vestiduras sagradas con los repugnantes humores que el tabaco provoca e infestando los templos con un olor repelente”.
Comprando tabaco en el interior de una People’s Drug Store de Washington, 1920. National Photo Company Collection
En 1634, el zar Miguel I de Rusia prohíbe el tabaco y manda amputar la nariz a todos aquellos que se atrevieran a esnifar rapé. Crónicas de la época le atribuyen el siguiente comentario: «Al menos si reinciden, el rapé les entrará más fácil». El sultán Murad IV prohibió, en 1635, el alcohol, el tabaco y el café en todo el Imperio Otomano y ordenó la ejecución inmediata para todo aquel que quebrantara dicha prohibición. Patrulló y recorrió por la noche las calles de Estambul así como las tabernas de la ciudad vestido con ropas comunes, vigilando en persona que su orden era cumplida. Si encontraba a alguien fumando, mascando tabaco o bebiendo alcohol, lo ejecutaba allí mismo. Paradojas de la vida él no se privaba de nada y fue un alcohólico durante toda su vida.
Joven fumando un cigarrillo mientras sostiene un vaso que parece contener un «carajillo». Fitz W. Guerin
En 1725 el Papa Benedicto XIII, consumidor empedernido de rapé, revocó todos los edictos que prohibían el uso del tabaco. Mientras Europa central comenzaba a explorar los efectos terapéuticos que se atribuían al tabaco, Rusia, Turquía y China aún castigaban a los fumadores con penas de muerte. El consumo de tabaco fue aumentando paulatinamente entre los círculos aristocráticos europeos y comenzó la época dorada del tabaco rapé.
Jóvenes repartidores de periódicos en una pequeña pausa mientras fuman sus cigarrillos. 1910, St. Louis. Lewis Hine
El éxito económico de la producción de tabaco en las colonias americanas tuvo repercusiones importantes en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783). George Washington decía: «Si no podemos enviar dinero, enviemos tabaco», pues los países que prestaban dinero a los insurgentes aceptaban ser reembolsados con hojas de tabaco.
Offterdinger Cigar Store de Washington (entre 1910 y 1926). Herbert A. French
Hacia fines del siglo XVIII era tan frecuente mascar tabaco como fumar puros. El incentivo de proporcionar al público un producto más barato estimuló a los comerciantes de tabaco a fabricar cigarrillos. En 1860 uno de ellos, Phillip Morris, empezó a vender cigarrillos hechos a mano pero el proceso manual era insuficiente para abastecer la demanda. El uso del cigarrillo empezó a ser significativo a partir de 1883, año en que se introdujo en el mercado la máquina para fabricarlos patentada en 1881 por James Albert Bonsack.
James Lequlla, un vendedor de periódicos de 12 años de edad. Wilmington, 1910. Lewis Hine
A pesar de los fuertes debates la industria tabacalera continuó creciendo hasta ser una de las más importantes fuentes de trabajo a nivel mundial y una de las ramas empresariales más fuertes del mundo globalizado. Sin embargo, desde las últimas décadas del siglo XX el tabaco comenzó a ser nuevamente tratado con particular dureza. Ahora ya no se sancionaban aspectos referidos a su mero uso social sino que se le dio base científica a las objeciones, calificando el hábito de fumar como un vicio contraproducente para la salud practicado por adictos a la nicotina.
A partir de los años 80 se avanzó todavía más y se le consideró como una adicción dañina para la salud de terceros, como fumadores pasivos. Fumar ya no es juzgado como una costumbre diabólica o inmoral sino como una suerte de atentado a la salud pública, frente al cual el Estado tenía la obligación de intervenir.
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