El éxito de una misión espacial tripulada exige que los astronautas cuenten con una técnica fiable, conocimientos especializados, una buena forma física y estabilidad psíquica. En lo que respecta al área psicomotora en la Luna se producen pérdidas funcionales, algunos movimientos voluntarios se ralentizan y se vuelven imprecisos y la ejecución de tareas simultáneas se hacen más difíciles.
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